Enfrentando las tinieblas
Vivimos absortos en nuestros pensamientos, unos malignos más que otros que nos atrapan entre sus garras, nos hunden despojándonos hasta del último ápice de fe. La soledad se encarga de acompañarnos desde el primer momento que llegamos a este mundo, hasta el día que le ponemos fin a nuestra trayectoria por aquí. Durante nuestro camino tomamos decisiones de las dependerá nuestro destino final, podemos elegir ahogarnos en nuestros lamentos mientras le negamos la entrada a personas que podrían convertirse en la motivación para despertar cada mañana, así como también podemos elegir convertirnos en ese soporte existencial para esos amigos que con su silencio a gritos ruegan por tener una mano extendida que los ayude a resurgir de su obscuro cúmulo. Convirtámonos en ese apoyo que salva vidas el día de mañana, aprendamos a escuchar, estemos dispuestos a ayudar a cualquier hora de la madrugada, abramos nuestro corazón y compartamos el amor que sembrará la esperanza y cosechará éxitos.